Limpieza de hogar

12.10.2016 11:55
RITUAL DE LA SAL Y EL VINAGRE
 
Muchas veces nos sentimos incómodos en un lugar, quizás estemos en una lujosa casa, la decoración puede ser exquisita, los objetos hermosos y de buen gusto, agradables a la vista, pero la sensación de desasosiego es inmensa. Es muy probable que en ese sitio existan energías negativas. No me refiero a entidades oscuras, seres del inframundo, demonios, etc., simplemente me refiero a energías negativas que provienen de seres humanos.
 
La envidia, el resentimiento, la melancolía, la ira contenida, los pensamientos negativos de cualquier índole, … esta clase de emociones generan una energía altamente dañina, aunque hay personas que emiten malos sentimientos hacia otros de una manera perfectamente consciente e intencionada, la inmensa mayoría de las veces se emite negatividad sin darse cuenta del daño que se puede hacer. Hay muchas formas de detectar si en un lugar se están acumulando este tipo de vibraciones. Existe un ritual muy poderoso y sencillo, con fama de gran efectividad y bastante conocido en distintos puntos geográficos: el ritual de la sal y el vinagre.
 
 
 
Su sencillez es absoluta. Los materiales a utilizar son de lo más básico. Se precisa nada más que sal, mejor si es gorda, vinagre, un cuenco (de barro, loza o cristal, no metálico) y una bandeja o un plato. Eso es todo. Con este ritual realizamos dos acciones en una: detectamos negatividades y al mismo tiempo las limpiamos. Podríamos encontrar un buen símil en esta época informatizada, este ritual es exactamente como un potente antivirus que, al mismo tiempo que detecta que nuestro ordenador tiene un virus, limpia la infección y lo elimina. Bien, pues vamos a pensar que este ritual es un antivirus para las negatividades.
 
El proceso es el siguiente. Como siempre que se haga un ritual, la actitud es muy importante, así que lo primero es buscar un momento de tranquilidad, a ser posible que nadie nos interrumpa (seguro que no pasa nada por apagar el teléfono móvil y desconectar el fijo durante unos minutos). Se requiere concentración y, muy importante, creer en lo que se está haciendo. Después procederemos a regar el cuenco con un chorro de vinagre, simplemente cubrir el fondo, no se trata de llenar la mitad del cuenco o dejarlo rebosando, repito, solo el fondo.
 
Después echaremos un puñado de sal al cuenco, a ser posible sal gorda. Eso es todo. El plato o la bandeja se utilizan como una cuestión meramente práctica, si hay una negatividad en el lugar, la sal reaccionará desbordando el cuenco y se derramará por fuera del mismo, manchando el soporte en el que se encuentre, así que colocaremos el cuenco sobre el plato para evitar manchas no deseadas. Por último, lo dejaremos en el lugar que queramos limpiar. Normalmente este ritual se suele realizar para limpiar una habitación especialmente cargada. Si se trata de una casa que está vacía o es una habitación que no se suele usar, se puede dejar el cuenco en el suelo, a ser posible en el centro de la habitación o, si hay una zona especialmente conflictiva, se coloca ahí.
 
Pero si es una habitación que tiene un cierto tránsito, es mejor buscar un sitio en el que no estorbe y que no haya riesgos de caída, por ejemplo, en un estante alto o encima de un armario. Durante el proceso de preparación, que como podéis comprobar, más corto y sencillo, imposible, sería adecuado pronunciar unas palabras sobre lo que vamos a hacer, pidiendo la ayuda y protección de nuestros guías o seres espirituales a los que nos encomendamos habitualmente, después realizar una petición para que el ritual cumpla su cometido de forma satisfactoria y, después agradeciendo los resultados positivos. Esto último es fundamental, pues es una manera clara de expresar nuestra fe. Agradecer como si ya nos hubiera sido concedida nuestra petición, es una manera muy poderosa de decir que creemos y aceptamos, esto es algo fundamental en Metafísica.
 
Una vez hecho esto, debemos desentendernos del cuenco, el ritual funciona por su cuenta sin nuestra colaboración, hemos de dejar que la Magia actúe. No nos sentemos a mirar qué pasa, a nadie se le ocurre poner en funcionamiento la lavadora y sentarse a ver como da vueltas ¿verdad?. Y ahora viene la gran pregunta: ¿qué podemos esperar? Los resultados no suelen retrasarse demasiado. Si en el lugar hay una negatividad o una impregnación negativa, lo normal es que en unas veinticuatro horas, o incluso menos, la reacción de la sal será clara y evidente. Si en ese tiempo no ha sucedido nada, podemos confirmar que no existe negatividad en ese lugar.
 
Pero vamos a ver qué pasa cuando sí hay reacción. Visualmente es muy llamativa, puesto que parece como si la sal hubiera entrado en ebullición y trepa por las paredes del cuenco hasta que se desborda cayendo por el exterior (por eso ponemos el plato). Por supuesto, dependerá del grado de negatividad la mayor o menor rapidez del fenómeno. Tradicionalmente se suele dejar el cuenco durante 13 días. Transcurrido este tiempo, se proceden a limpiar el cuenco y el plato o la bandeja y se vuelve a repetir la operación durante otros 13 días. Este ciclo se repetirá las veces que sean necesarias hasta que la sal deje de reaccionar. Puede haber gente que se impresione al ver la reacción de la sal, pero hay que tener en cuenta una cosa, y es que se están limpiando impurezas del ambiente, así que es bueno que eso ocurra; la sal y el vinagre están cumpliendo a la perfección su función limpiadora.
 
El químico Alberto Borrás Gabarró, estudió este fenómeno tan curioso y me gustaría compartir con vosotros un extracto de las conclusiones a las que llegó, os pido que leáis atentamente, puesto que es un texto escrito por un hombre de ciencia:
 
“Analizando el fenómeno desde el punto de vista físico-químico, una parte de la sal se disuelve en el vinagre, que queda saturado. Esta solución se evapora ligeramente en la parte más superficial haciendo que cristalice otra vez la sal disuelta anteriormente. En teoría sería posible que la solución ascendiera hasta el borde de la vasija a través de los nuevos cristales que se van formando en el límite de la superficie, que absorben el vinagre saturado de sal hacia arriba, formando capas superiores de cristales. Pero este proceso es lento y llevaría semanas que la solución alcanzase el contorno del vaso. En el caso que nos ocupa lo frecuente es que en un día o menos la mezcla sobrepase el borde y se derrame en el plato. Tiene que haber alguna causa que acelere el proceso, pero ¿cuál? De acuerdo con las leyes de la Química, esta reacción debería producirse o bien siempre que se opera de la misma manera o nunca. ¿Por qué no es reproducible y no se repite cada vez que aplicamos las mismas condiciones? Cuando en la primera operación ha habido ascenso y derrame de sal y en la segunda -con la misma vasija u otra semejante, la misma cantidad de sal y vinagre, del mismo origen, y a temperatura y humedad similares- no ocurre nada, es que hay otra condición externa que ignoramos y que ha cambiado los factores. ¿Son estas molestas negatividades que supuestamente flotan por el ambiente y que luego desaparecen, las que lo provocan?
 
Ante todo, esta reacción atenta contra el 2º Principio de termodinámica, ya que se crea un cierto orden (la sal que se encarama por la vasija, venciendo la gravedad) a partir de un desorden o elemento homogéneo (la disolución de la sal en el vinagre). I. Prigogine logró demostrar que esto puede ocurrir con su teoría de las Estructuras Disipativas, que le valió el Premio Nóbel de Química en 1977. Para establecer su teoría se apoyó en la intrigante reacción Belusov-Zhabotinsky (BZ). Prigogine, sin rechazar el 2º Principio de Termodinámica probó que se podía sortear si se daban tres condiciones:
 
1.- Que se trate de un sistema no lineal, o sea en el que los efectos no sean proporcionales a las causas; 
2.- Que esté alejado del equilibrio;
3.- Que un flujo de energía lo atraviese.
 
El fenómeno del ascenso de la sal es un típico ejemplo de estructura disipativa, como la reacción BZ. El vinagre, obtenido por la fermentación acética del vino, aunque con predominio del ácido acético, es una mezcla de numerosos compuestos distintos. A pesar de que el ácido acético no puede desplazar al clorhídrico de la sal, es probable que, al saturarse ésta, se inicien otras reacciones con otros componentes. Químicamente es imposible una efervescencia que remonte la mezcla. Ésta es un medio poco lineal y alejado del equilibrio. Se cumplen dos condiciones de Prigogine. La tercera, la del flujo de energía, ¿podría proceder de estas entidades o fuerzas negativas? Los teóricos de la Energía libre también se apoyan en las teorías de Prigogine para justificar la captación de un flujo energético a par- tir de la caótica Energía del Punto Cero. Las escuelas vitalistas suponen la existencia de un elemento energético (bioplasma, orgón, prana, Qi, … ) que mantiene la complejidad del fenómeno vital en contra de las leyes de la Física y de este 2º Principio de termodinámica. 
 
Apelando a un paralelismo podríamos imaginar algo similar que mantiene y alimenta estas molestas presencias, y al “maleficio” proyectado por un brujo a distancia. la reacción del vinagre y la sal, que necesita un flujo energético externo, atrapa preferentemente la energía que requieren estas proyecciones o movilizan los brujos. Se produce una distorsión del flujo y la carga nociva acaba disipándose. Esta reacción también puede producirse, y a veces con sorprendente rapidez, en lugares sagrados (templos, etc.) donde se supone que hay una intensa carga energética positiva, tanto por su ubicación en focos de energía telúrica como por la acumulación de proyecciones positivas de los fieles que lo han frecuentado durante años y por la hipotética presencia de entidades adimensionales beneficiosas, como serían los ángeles. 
 
En cierto modo es algo similar a las reacciones de la Alquimia, que están condicionadas por fuerzas sutiles del propio alquimista y de otros orígenes extradimensionales como el océano energético movilizado por él. En todo caso, el experimento de la sal y el vinagre es indicativo de una energía ambiental, que puede ser negativa y perturbadora o positiva y saludable».
 
Este es el aspecto de la sal reaccionando
 
Para finalizar, mi experiencia con este ritual ha sido muy escasa, solamente en una ocasión se produjo un fenómeno similar al que podéis apreciar en la foto, y este comenzó a las pocas horas de realizar el ritual. Mi apreciación personal es que tiene que haber una carga negativa muy fuerte y acumulada durante mucho tiempo, para que la reacción de la sal sea tan rotunda. En cualquier caso, pienso que el hacer limpiezas rituales periódicas en las casas es la mejor manera de evitar llegar a tener condensaciones negativas tan grandes. Como se suele decir, más vale prevenir que curar.

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19.11.2016 17:00
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